
Josué, todas ellas en Florencia.
El clasicismo más vigoroso se muestra a partir de 1425, cuando empieza a trabajar con Michelozzo y en la ciudad de Roma, donde esculpe "El entierro de Cristo" y el cáliz de la sacristía
de la Basílica de San Pedro. De nuevo en Florencia realiza su obra más sobresaliente, el David en bronce.
Después de 1435, su estilo se desliza claramente hacia el realismo y la acción
dramática, dando a sus personajes una mayor fuerza expresiva y psicológica. De este período son El Condottiero Gattamelata, "Judith y Holofernes" y "Los milagros de San Antonio". La expresividad

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